Los dulces de toda la vida son ideales para desayunos, meriendas y como postres. Si son caseros son insuperables..., el olor que desprenden a hornearlos los convierten en una rica tentación antes de que estén hechos.
Los roscos es un dulce típico Semana Santa, su origen se remonta al imperio romano, desde entonces su receta se extendió por toda Europa y la cuenca mediterránea.
Actualmente existen una gran variedad de estos roscos, o rosquillas; están las conocidas como; rosquillas tontas: son las más antiguas, tradicionalmente se hacia con sobras de masa de pan y se perfumaban con anís.
La segunda de la lista, son las rosquillas listas: llevan una capa de azúcar glas y pueden ser de distintos colores ( marrón, amarillo, rosa..).
Las de Santa Clara: llevan un baño de en clara de huevo y se cubren con merengue seco de color blanco.
Las francesas: se rebozan con almendras picadas.
En muchos pueblos de España también se consumen en su fiestas populares, por lo que su consumo no esta limitado a la Semana Santa.
Hoy vamos a disfrutar de estos roscos de anís con vino moscatel y aroma de limón. Los podemos hacer para disfrutar de ellos en cualquier momento del día o para regalar.
Roscos de anís
Roscos de anís, ingredientes:
450 gr de harina, 100 gr de azúcar.
200 ml de aceite de oliva, 150 ml de vino moscatel.
1 limón, 1/4 de cuchara de anís en grano.
1 cuchara de semillas de sésamo.
Azúcar glas para espolvorear.
1 anís estrellado.
Roscos de anís, elaboración:
1.- Lavamos bien la piel del limón. Lo secamos y extraemos unas cortezas. En un cazo ponemos el aceite a calentar con el anís y la corteza del limón, sin que humee, ni llegue a freír la piel del limón. Lo retiramos del fuego y dejamos enfriar el aceite.
2.- Tamizamos la harina dentro de un bol, vertemos sobre la harina el aceite frío, el vino moscatel, añadimos el azúcar, los granos de anís y las semillas de sésamo. Mezclamos todo primero con una cuchara o espátula de madera y luego con las manos humedecidas en aceite hasta conseguir una masa elástica y no pegajosa. Después, vuelca la masa sobre una superficie cubierta de harina y trabaja con la masa, amasándola 5 minutos más.
3.- Precalienta el horno a 200ºC, mientras tanto, dividimos la masa en bolitas y le damos la forma tradicional de rosquillas. Colocamos las rosquillas sobre una placa cubierta con papel de horno, las horneamos 15 minutos aproximadamente. Hasta que estén un poco doradas por fuera. Recuerda que no tienen que estar muy duras al retirarlas del horno, porque se endurecen un poco al enfriarse. Los dejamos enfriar sobre una rejilla, antes de enfriar del todo esparcimos por encima de las rosquillas el azúcar glas. Dejamos que se enfríen por completo antes de darle un bocado.
Consejos: La masa tiene que estar en su punto, suave y liza. No tiene que estar pegajosa. Si queda muy seca añade un poco más de vino, y si por lo contrario esta pegajosa, añade un poco más de harina. Para tener un sabor más intenso: cambia el vino por licor de anís o licor amaretto. Tiene que ser la misma cantidad que hemos puesto de vino dulce. Los roscones se conservan bien durante varios días en un recipiente hermético.
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